domingo, 10 de mayo de 2009

La conquista de los Xauxa-huancas por los Incas

Nota introductoria
La conquista de los huancas por los Incas es un momento clave en la historia del valle de Jauja. Esta afirmación cobra validez principalmente por los acontecimientos que siguieron a la llegada de los españoles a la región, el tan mencionado colaboracionismo de los huancas en favor de la conquista del Tahuantinsuyo, el mismo que ha sido definido en términos de una alianza, y cuyas repercusiones han tenido mucho que ver en la posterior historia del valle y con la particular configuración de la estructura social, económica y de las mentalidades, lo que es posible de observar actualmente.
Los huancas
Bajo el nombre de huancas se conoció al numeroso grupo étnico que poblaba el valle conocido actualmente como Mantaro antes de la invasión incaica. Inicialmente la fuente básica para el estudio de esta etnia, fueron las crónicas y las relaciones del siglo XVI, las mismas que por lo general ofrecen una imagen fragmentada y dispersa sobre los antiguos huancas. Es en este sentido en que se inscriben los primeros trabajos que han abordado la historia del valle, de manera monográfica principalmente. Actualmente el trabajo de especialistas de diversas áreas, principalmente de la rama de la arqueología y la etnohistoria, nos permite tener una visión más clara de la evolución histórica de los originarios habitantes del valle del Ancomayo.
Ello porque la reconstrucción de las primeras poblaciones del valle, no es posible realizarla en base a las crónicas iniciales del siglo XVI, ya que por lo general, éstas conceden mayor importancia a los huancas sujetos ya al dominio de los Incas. Gracias al trabajo arqueológico que han venido realizando diferentes investigadores en la zona, en base a los pocos vestigios que han quedado y el correspondiente análisis del material lítico y ceramográfico, sabemos ahora que el origen de los primeros grupos para el proceso de poblamiento de la región de los huancas, tuvo sus raíces en la región selvática, desplazándose del nor-oriente hacia al sur de la sierra central, siendo la probable ocupación más temprana en Jauja el abrigo rocoso de Tuntaya con un fechado aproximado de 4850 a.C. (Mallma 1996: 27).
De acuerdo a este postulado se ha planteado que en Jauja se constituyeron asentamientos matrices desde donde se difundieron los xauxas, grupo étnico de importancia y del que poco se sabe, y posteriormente los huancas (Ibid: 18), por lo que algunos autores señalan que el nombre correcto para denominar a este antiguo grupo étnico debería ser Xauxa-huanca. Ello se comprueba al revisar la imagen que nos ofrecen las tempranas crónicas de los invasores españoles que pisaron el suelo del valle, de las que se desprende que inicialmente las etnias que poblaban el valle fueron dos: los huancas y los xauxas, al respecto Pedro Pizarro señala: "Estos naturales de Xauxa son de dos parcialidades, unos que llaman Xauxas, y otros Huancas" (Pedro Pizarro 1944: 70), pero al parecer la denominación común fue la de huancas. Al respecto señala el Inca Garcilaso "(…) debajo de un nombre y una misma generación y apellido, que es Huanca" (Garcilaso 1991: 349). Esto se explica de acuerdo a lo que ya hemos señalado, es decir sobre la importancia que inicialmente tuvieran el grupo étnico denominado Xauxa, del cual al parecer aún encontraron noticia los tempranos invasores españoles. Sobre este grupo étnico no son muy abundantes los estudios. Debido a ello es que en muchos aspectos de su historia aun nos movemos en el campo de lo meramente hipotético.
Aparte de las crónicas y demás papeles que han quedado del siglo XVI, una fuente bastante utilizada para el estudio de este periodo de la historia regional, ha sido el análisis de los vestigios arqueológicos dejado por los Xauxa-huancas, a partir de los cuales se ha intentado las primeras caracterizaciones. No obstante ello, el trabajo realizado por el historiador Waldemar Espinoza Soriano, puede ser comprendido como uno de los aportes más importantes sobre el tema, ya que ha sido uno de los primeros en intentar una interpretación general sobre el proceso que han vivido los huancas, el que a su vez ha servido de base para monografías que se han escrito sobre la historia del valle. Son varios los estudios que coinciden en señalar el apogeo de los huancas en el periodo del segundo regionalismo (Intermedio tardío), que para el caso de los huancas comprendería entre los 1000 a 1460 d.C. (Espinoza 1971: 35). Entre las características más importantes de los huancas, las fuentes y los autores coinciden en señalar que se trataba de un pueblo guerrero, cuyas ciudades casi siempre estuvieron fortificadas en las cimas de los cerros (Idem), sus casas eran de planta circular con pequeñas ventanas; en cuanto a su organización social y económica, los huancas basaron su economía principalmente en la agricultura y la ganadería.
Los huancas reconocieron su origen o pacarina al puquio de Huarihuillca, a seis kilómetros hacía el sur de la actual provincia de Huancayo. Aparte de reconocer a Apo Con Ticse Huiracocha como supremo ordenador, los huancas tuvieron un dios local llamado Huallallo Cargüincho (Ibid: 39).
Al final del Intermedio tardío los límites del territorio huanca eran de la siguiente manera: por el norte limitaba con los curacazgos de los Tarumas y Chinchaycochas, por el sur con los Willcas, Cajas y Zoras, por el este con los grupos étnicos de los Antis (Quimirí y Campas), y por el oeste con los Yauyos de Lima (Mallma 1996: 85).
Según Arturo Mallma, hacia el 1100 d.C. los huancas estaban conformados por los curacazgos de la Oroya Yauli, Siq'llapampa, Peche Ayllu o Wali - Wankas (Pachacayo), Chupaco (Chupaca), Marca Paccha (San Jerónimo de Tuna) con sus cuatro ayllus: Apu Alaya, Apu Guala, Poma Wasa y Paca Wala: Ackulla (Acoria), Kunayka (Conaica), Muya (Hoya) y Tayakcasa (Tayacaja), siendo esta etapa la máxima proyección territorial Huanca cuyo control se hacia desde la llacta principal huanca de Siq´llapampa (Ibid: 86). Siq´llapampa fue el ayllo mayor de los Huancas y en cuyos alrededores se congregaron muchísimas llaqtas, Waldemar Espinoza la denomina Siquillapucara, según el mencionado autor fue la capital, de lo que el denomina Reino Huanca, por espacio de casi medio milenio, donde debieron vivir mas de quince mil habitantes (Espinoza 1971: 38).
Las Relaciones Geográficas de Indias aluden a una guerra intestina entre los mismos huancas, es decir entre estos ayllus: "A los quince capítulos, [los informantes] dijeron que antes del Inca, traían guerra unos con otros por adquirir mas tierras, y no salían fuera deste valle á pelear, sino era dentro del valle, los de la una banda del río que por él pasa con los indios de la otra (…)" (Andrés de Vega 1881: 85). Durante el periodo de expansión Inca, estos ayllus se habrían confederado, pero algunos ayllus menores desertaron o se sometieron pacíficamente a los del Cusco, ello explicaría las versiones sobre la anexión de los huancas al Tahuantinsuyo en las crónicas, las que por un lado hablan de un avenimiento pacífico y por otro de enfrentamientos y violencia.
La conquista de los huancas por los Incas
Fue durante el gobierno de Pachacútec que se inició la expansión del incanato, que en un comienzo no era ni más extenso ni más poderoso que algunos de los reinos aledaños. Los huancas habrían sido sometidos al Tahuantinsuyo hacía 1460, las fuentes mencionan a un hijo de Pachacútec, Cápac Yupanqui, como el que inicialmente logró la conquista de los huancas, pero que debido a un desobedecimiento fue reemplazado por Túpac Inca Yupanqui, quien, como se sabe, extendió el imperio hasta Quito (Garcilaso 1991: 350). En las Informaciones de Toledo leemos:
"(…) el primero de los yngas que conquisto y señoreo esta tierra fue topa inga yupanqui, y que este hera hijo de pachacuti ynga yupanqui, y que el dicho pachacuti ynga, padre del dicho tope ynga, estava en el Cuzco, porque era viejo, e ynvio de alla a capa yupanqui, su hijo mayor y hermano de tope ynga yupanqui, a que conquistase hasta Vilcas (...) y que no pasase de allí y porque supo que había pasado adelante, ynvio al otro su hijo tope ynga a que lo matase por aquella desobediencia, al qual le mato y paso adelante conquistando y señoreando esta tierra hasta quito" (Levillier 1940: 19).
Sobre la anexión de los huancas al Tahuantinsuyo, como ya se ha señalado, las crónicas ofrecen dos versiones. Una habla de un cordial avenimiento, mientras que otra refiere que hubo enfrentamientos. Según Cieza: "(...) los capitanes del Ynga llegaron hasta ponerse ensima del valle. Deseaban sin guerra ganar la gracia de los guancas y que quisieran yr al Cuzco a reconocer al rey por señor; y así es público que les enbiaron mensajeros. Mas no aprovechando nada, vinieron a las manos y se dio una gran vatalla donde en que dizen que murieron muchos de una parte y otra, mas que los del Cusco quedaron por vencedores" (Cieza de León 1986: 143).
Santa Cruz Pachacuti menciona que no hubo enfrentamiento, según este cronista el Inca al enterarse de que los huancas se estaban preparando para un enfrentamiento dividiendo su ejército en tres partes, para de esta manera ganar todo el valle, ante esto los huancas "(…) hazen su concierto general, y sale para pauracaray llevando mucha vebidas y comida y presentes y donzellas entregandole Las armas que tenian de que el ynga se quedo contento y agradece de la obediencia de por bien de paz y les promete a todos los curacas de tres parcialidades; el premio y galardon confirmandoles en su curacazgo natural aíñadiendoles con nombres de apo y a un curaca que abia ydo hasta el cuzco les haze cauallero y les manda calssar con ojotas de oro, y les da nombres de apo" (Santa Cruz Pachacuti 1995: 62).
El Inca Garcilaso de la Vega escribe una versión semejante, de acuerdo al citado cronista los conquistó "(…) el Inca Cápac Yupanqui con regalos y halagos, mas que no con fuerza de armas, porque pretendían ser señores de los Animos antes que de los cuerpos" (Garcilaso 1991: 350).
De acuerdo a estas fuentes, se puede afirmar que se dieron las dos formas de anexión al Tahuantinsuyo, una pacífica y otra violenta. Como señalamos antes, los diversos ayllus que eran llamados como los huancas, se habrían confederado durante la invasión de los orejones, pero algunos desertaron y escaparon, mientras que otros se adhirieron pacíficamente. Evidentemente que los que no escaparon ni se rindieron fueron los que se enfrentaron con los del Cusco, en una desigual batalla, debido a la superioridad del ejército imperial. Entre los que no se sometieron pacíficamente estarían los del ayllu de Siq'llapampa. Espinoza Soriano enfatiza este enfrentamiento y las consecuencias trágicas para los huancas: "Viejos documentos todavía inéditos cuentan que los Huancas de la capital del Reino, fueron vencidos por hambre y sed, ya que sus provisiones se agotaron. Pero una vez derrotados, sus heroicos defensores fueron deportados en masa a la región septentrional de Chachapoyas. Hombres y mujeres salieron abandonando sus tierras y moradas, lanzando agudos alaridos de dolor y desesperación" (Espinoza 1971: 38).
Una vez anexada al Tahuantinsuyo, la región de los Huancas pasa a denominarse Huanca Huamani, es decir se constituyó en una provincia de los Incas. Esta nueva jurisdicción limitaba por el norte hasta los Pumpus, Chinchaycochas y Taramas; por el sur hasta los Angaraes (Huancavelica); por el este hasta las tribus campas: y por el oeste hasta los Yauyos (Peñaloza Jarrín 1995: 25). Los Incas dividieron Huanca Huamani en tres parcialidades, con el fin de poner paz entre los diversos sinches que estaban en constante disputa por conflictos limítrofes (Garcilaso 1991: 350 y Cieza de León 1986: 187). Estas tres parcialidades se denominaron: Hanan Huanca que se ubicaba en las actuales provincias de Huancayo y Chupaca, Lurin (Hurin) Huanca que se ubicaba en lo que actualmente es la provincia de Concepción, y finalmente Hatun Xauxa que se ubicaba en la actual provincia de Jauja, ésta última era la más importante en el Huanca Huamani, ya que fue ahí donde trasladaron los Incas la llacta principal, la misma que era una de las más célebres cuando llegaron los Españoles al valle. En cada una estas parcialidades regentaba el poder un curaca, supeditado al régimen imperial cusqueño, de esta manera, cuando llegaron los españoles al valle, regentaba el poder en Hatun Xauxa Apo Manco Surichaqui, en Lurin Huanca Apo Manco Guacrapaucar y finalmente en Hanan Huanca Apo Macho Alaya, pero sin capacidad de desarrollarse independientemente. A pesar de ello, sobre la base de lo que hasta ahora se ha publicado, se puede afirmar que los incas no quebraron la nacionalidad huanca, de manera que no habían sido completamente absorbidos por los conquistadores.
Los incas en el Huanca Huamani pusieron por encima de los curacas a los totricos y a los tucuyricos, siendo éste el cambio más importante por la nueva administración, ya que los antiguos señores perdieron todo control administrativo, político, económico y judicial sobre todo el reino (Espinoza 1971: 45). Espinoza Soriano resalta este punto y de acuerdo a este autor, estos hechos acabaron creando un odio intenso contra los dominadores incaicos, rencor que, al momento de la llegada del invasor español, minó por completo el poderío del Cusco y vulneró la esencia más íntima de la política imperial (Loc. cit).
Comentario final
La discusión de que si en efecto existió una alianza entre los huancas y los españoles esta lejos de terminar, o si sería mejor hablar de colaboracionismo, ya que la reciprocidad era una regla que normaba la época del Tahuantinsuyo, es decir, si los huancas pusieron a disposición de los españoles ciertos bienes y mantenimientos además de indios de carga y servicio, es por que esperaban una situación similar por parte de los españoles. El hecho es que, por ello, los huancas obtuvieron ciertos beneficios por parte de la corona española, por lo que en la colonia tuvieron una situación hasta cierto punto privilegiada, lo que es un antecedente directo del proceso actual, donde la integración con la cultura andina es una de las más fuerte del país.
Bibliografía
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